Lo sabíamos. No hacía falta que nos lo dijera nadie, pero todos teníamos más que claro que Google no se hizo con Motorola porque deseara aventurarse en el mundo del hardware o porque necesitara establecer los pilares de su imperio telefónico contando con su propio fabricante, sino porque quería desesperadamente su colosal archivador de patentes, que comenzó a llenarse en los albores de la telefonía móvil. Nuestras sospechas han sido ahora confirmadas de forma prácticamente oficial.
John Lagerling, director de desarrollo de negocio de Android, ha sido entrevistado por el blog de tecnología del New York Times, y una de sus citas termina de arrojar luz sobre la adquisición de Motorola por parte de Google. La publicación le preguntó qué clase de partido podía sacar Google de la compañía que hoy conocemos como Motorola Mobility, y esta fue su respuesta:
"Tal y como lo veo, principalmente tiene que ver con las patentes, con la forma en la que puedes desmontar este enorme ataque contra Android. Hemos hablado acerca de los precios. Hay jugadores en esta industria que estaban descontentos con la idea de ofrecer precios más competitivos a los consumidores. Quieren mantener los precios altos, quieren forzar unos precios tan altos que las operadoras tengan que subsidiar los dispositivos de forma muy elevada. Quieren márgenes más grandes, quieren cobrar más por el software.
Nosotros creemos que simplemente hay una forma mejor de hacerlo sin cobrar tanto a los usuarios finales, porque hay otras formas de generar ingresos. Las patentes han sido utilizadas para frenar esa evolución y espantar a la gente lejos de alternativas de menor coste. Y creo que con la adquisición de Motorola hemos mostrado que podemos poner dinero sobre la mesa y defendernos."
Más claro imposible.
Las palabras de Lagerling se prestan a dos lecturas inmediatas: la primera, que a Google no le importa pagar 12.500 millones de dólares si con eso consigue poner a salvo a Android; la segunda, que le importan más las patentes de Motorola que mantener su posición como uno de los mayores fabricantes de teléfonos del mundo, aunque eso implique el despido de miles de personas y desmantelar gran parte de sus divisiones internacionales. Una situación que dice tanto de Google como del estado de la industria de la telefonía móvil.
John Lagerling, director de desarrollo de negocio de Android, ha sido entrevistado por el blog de tecnología del New York Times, y una de sus citas termina de arrojar luz sobre la adquisición de Motorola por parte de Google. La publicación le preguntó qué clase de partido podía sacar Google de la compañía que hoy conocemos como Motorola Mobility, y esta fue su respuesta:
"Tal y como lo veo, principalmente tiene que ver con las patentes, con la forma en la que puedes desmontar este enorme ataque contra Android. Hemos hablado acerca de los precios. Hay jugadores en esta industria que estaban descontentos con la idea de ofrecer precios más competitivos a los consumidores. Quieren mantener los precios altos, quieren forzar unos precios tan altos que las operadoras tengan que subsidiar los dispositivos de forma muy elevada. Quieren márgenes más grandes, quieren cobrar más por el software.
Nosotros creemos que simplemente hay una forma mejor de hacerlo sin cobrar tanto a los usuarios finales, porque hay otras formas de generar ingresos. Las patentes han sido utilizadas para frenar esa evolución y espantar a la gente lejos de alternativas de menor coste. Y creo que con la adquisición de Motorola hemos mostrado que podemos poner dinero sobre la mesa y defendernos."
Más claro imposible.
Las palabras de Lagerling se prestan a dos lecturas inmediatas: la primera, que a Google no le importa pagar 12.500 millones de dólares si con eso consigue poner a salvo a Android; la segunda, que le importan más las patentes de Motorola que mantener su posición como uno de los mayores fabricantes de teléfonos del mundo, aunque eso implique el despido de miles de personas y desmantelar gran parte de sus divisiones internacionales. Una situación que dice tanto de Google como del estado de la industria de la telefonía móvil.
Vía | Engadget